TRES DÍAS DE TINIEBLAS

          La alusión a los «tres días de tinieblas», o «día de las tinieblas», es recurrente en las revelaciones privadas, que se refieren a los últimos tiempos o etapa de tribulación, anunciada por Dios a través de almas elegidas; igualmente, se pueden hallar referencias en la Sagrada Escritura. En cuanto al momento, circunstancias y efectos poco podemos decir; al tratarse de un hecho que se supone tan traumático, entiendo que el Señor lo mantiene en el ámbito del misterio, aunque haya revelado ciertas características a modo de profecía.   

          En Prado Nuevo, se alude por primera vez a los «tres días de tinieblas» en el mensaje de 18 de diciembre de 1981; después, aparecerán en mensajes posteriores; en la bendición final de algunos de ellos, se pide levantar los objetos que serán bendecidos para el «día de las tinieblas»; así, en singular, aunque se trate, como parece, del mismo espacio de tiempo: «tres días y tres noches», como especifica el Señor en dicho mensaje. Dichas bendiciones serán una protección contra el mal para esos momentos, e incluso proporcionarán a los objetos benditos una luminosidad especial, conforme, p. ej., al mensaje de 25 de noviembre de 1984: «Guardad vuestros objetos, hijos míos; os servirán cuando llegue el día de las tinieblas. Esos tres días con esas tres noches estos objetos lucirán, hija mía, lucirán en cualquier parte que estén» (El Señor). Poco después de esa fecha, insistía la Virgen: «Hoy, hijos míos, tengo el privilegio de concederos también esas gracias; todos los objetos que sean bendecidos servirán para el día de las tinieblas; todos lucirán en cualquier sitio que estén (...). Tienen gracias especiales, hijos míos; no os deshagáis de estos objetos, tienen mucho valor» (8-12-1984). Podemos afirmar, pues, según lo revelado, que proporcionarán luz para el alma, a la vez que iluminarán los recintos donde se encuentren durante esos tres días. 

           En la Historia de la salvación hay precedente en un hecho similar, cuando Yahveh envía la novena plaga a los egipcios, como describe el libro del Éxodo (10, 21-23). Sobre los efectos que produjeron entonces esas tinieblas durante los tres días, véase el capítulo 17 del libro de la Sabiduría, sobre todo los versos del 13 al 20. Otras citas que pueden iluminar esta cuestión: Mt 24, 29; Ap 16, 10-11.

 

           Sobre este acontecimiento, recibieron revelaciones, entre otros, la Hna. Elena Aiello, de Calabria (Italia); el beato Gaspar Búfalo, fundador (s. XIX); la beata María de Jesús Crucificado (s. XIX); la beata Ana María Taigi, en cuyas profecías se pueden establecer claras concordancias con las reveladas a Luz Amparo, además de ser como ésta madre de familia numerosa, etc. Por citar sólo a quienes la Iglesia ha reconocido como modelos de santidad.

 

(P.J.M.)