11 - 05 - 2025
DOMINGO IV DE PASCUA.
(Jn. 10, 27 - 30.)
….Yo soy el buen pastor.
Habla Jesús en el Evangelio de hoy de un rebaño y de ovejas, pero no de una manada, sino que se dirije a cada oveja en particular, a cada uno de nosotros, porque nos ama personalmente.
El pastor esta dispuesto a dar su vida por las ovejas, y así lo hizo Jesús.
Él es el seguro de amor más grande, murió para que las ovejas no mueran vencidas por el lobo. Él, con su muerte, venció a los lobos, ahora sus oveja pueden vivir confiadas. Podemos vivir para siempre porque con su muerte venció a la muerte.
La vida eterna es la gran promesa de Jesús. Para conseguirla, nos dejó los mejores alimentos, su cuerpo y su sangre.
Hoy, más que nunca, necesitamos verdaderos seguidores de Cristo, que quieran servirle en sus pobres, en sus enfermos, en sus jóvenes y ancianos, en sus familias. Seguidores de Cristo, que llenen de esperanza a tantas personas heridas y esclavizadas.
Hemos pasado hace poco la Semana Santa y hemos podido contemplar en la Cruz el gran misterio de amor de Jesús.
No tenemos nada que temer, sus ovejas podemos sentirnos seguras y tranquilas, podemos pasar grandes dificultades, pero sabemos que Jesús está con nosotros.