MENSAJE DEL 25 DE SEPTIEMBRE DE 1.981 - HABLA LA SANTISIMA VIRGEN:
"No hagas caso de los avisos terrenos, hija mía, pueden confundirte. Haz caso a tu director espiritual. Hija mía, sigue con el rebaño de mi Hijo, lucha contra el enemigo; mi Hijo está muy contento, has devuelto muchas ovejas al rebaño. Sufre, hija mía, extiende los brazos como mi Hijo los extendió en la cruz para salvar a la humanidad. Sigue luchando, tu camino es el de! sufrimiento. Los escogidos, hija mía, volverán al Eden del Paraíso. Yo vendré con mi Hijo a por los escogidos. Coge esa cruz, hija mía, póntela sobre la espalda y sigue a mi Hijo, como Yo le seguí hasta la cruz con mi Corazón traspasado de dolor y con mi Hijo sufriendo para salvar a la humanidad: mientras tanto la mayor parte de la humanidad, de fiesta. ¡Qué ingratos! en el abismo del infierno mi Hijo no tendrá compasión de ellos.
Los escogidos se verán en el Paraíso del amor y la felicidad. Mis ángeles lucharán contra el enemigo, será una gran guerra en el aire. La lucha está cerca. Mi Corazón estará traspasado de ver cómo a muchos de mis hijos se los llevan al fondo del abismo, pero ya no puedo más, no puedo sujetar el brazo de mi Hijo. Muchos morirán a manos del enemigo, el reinado del enemigo no durará mucho.
Lucharán los hijos con los padres, las nueras con las suegras y hermanos contra hermanos. Morirán muchos inocentes. Yo los esperaré en mi morada. Las moradas están preparadas para los escogidos. Los calabozos del infierno también están preparados. La lucha os parecerá muy larga; entonces el enemigo será vencedor. Habrá tres días de oscuridad; el Sol se oscurecerá y la Luna dará una luz muy tenue. Los verdaderos hijos de Dios seguirán con la oración y no olvidándose de Dios; serán días terribles. En esos momentos se conocerán los verdaderos imitadores de Cristo. No desenvainéis vuestra espada. Pensad que Dios dice: Quien a hierro mata a hierro muere. Oración es lo que pido, con la oración os salvaréis.
La cuarta morada está preparada para la lucha, en esos momentos Elias y Henoc harán su presencia y harán grandes prodigios para que los enemigos de mi Hijo se arrepientan y vuelvan a Dios.
Hija mía, hay que sembrar para recoger, cuando te presentes ante mi Hijo no vayas con las manos vacías, alarga los brazos, que Yo estaré allí para recogerte. Las almas necesitan mucho, no os dejéis vencer por el enemigo que lo tenéis muy cerca. A mi Hijo se le conocerá por la cruz que llevan las naves celestiales. Cuando esto vaya a suceder los niños verán y los ancianos soñarán.
Os hago un llamamiento, hijos míos, coged la cruz y seguid a mi Hijo, que mi Hijo está muy cansado, ayudadle a descargarse la cruz. Sed constantes en la oración y haced sacrificios. Elias y Henoc, testigos de Jesús serán muy eficaces para la conversión de la humanidad; serán dados muerte y después de acontecida esta muerte, habrá un gran milagro, hija mía, eso está escrito: el que tenga ojos que vea y el que tenga oídos que oiga. El que tenga sed que acuda a mi Hijo que El es la fuente de la Vida. El que esté cargado que acuda a mi Hijo, que El lo descargará. Venid a mi Hijo que El os llevará a la morada de la vida. En esa morada está escrito: "EL QUE COME MI CARNE Y BEBE MI SANGRE SERA SALVADO". Esa vida será eterna.
Hay muchos sacerdotes que están constantemente ofendiendo a mi Hijo. Hija mía, coge esta cruz y sigue a mi Hijo. Con la cruz alcanzaréis el cielo, hijos míos. Tú, hija mía, estás sembrando el camino de mi Hijo de rosas. Tú has vuelto a muchas ovejas a su rebaño, estaban perdidas.
El castigo será el día... Las moradas de mi Hijo están casi vacías, las del enemigo están llenas.
Avisa a todos que mi Hijo está sediento de almas que vayan a El, que all í estará esperando como esperó en el pozo de Jacob, para convertirlos a todos.
Procurad estar todos a la derecha del Padre, todo el que esté a la izquierda irá al fondo del abismo. No hagas caso de los avisos terrenos, que no te confundan, haz caso de los avisos del cielo. ¡Qué tristeza siente el Padre de ver que se condenan tantas almas! Pero tú, hija mía, estás haciendo una misión muy importante. ¡Cuántas ovejas descarriadas han vuelto al rebaño de Jesús! Sigue sembrando rosas en el camino de mi Hijo, mi Hijo está muy contento porque le estás quitando muchas espinas, estás uniendo su rebaño disperso.
COMENTARIO A LOS MENSAJES
25-Septiembre-1981
(Continuación)
Esta vez, es la Virgen quien se comunica con Luz Amparo, para darle algunos consejos, a la vez que hace algunos anuncios proféticos de gran relieve; es el primer mensaje que se extiende en detalles sobre este tema.
"Haz caso a tu director espiritual ", le recomienda nada más empezar; lo que repetirá varias veces en otros mensajes. "No decaigas, pide consejo a tu padre espiritual; que él te dirija, hija mía ", le insiste el 16 de octubre de ese mismo año. Al mes siguiente, el día 20, le dice el Señor: ""Se humilde, hija mía, habla con tu padre espiritual, que te dirija".
¡Qué recomendable es para todos la dirección espiritual!; en general, ha de considerarse su necesidad para el alma que aspira a la santidad. Se suele decir, con acierto, que el peor consejero de una persona es ella misma, y san Bernardo escribe "aquél que se constituye maestro de sí mismo se hace discípulo de un necio" (Epist. 87, 7). La dirección nos ayuda en el combate contra las tentaciones, así como a ejercitarnos mejor en las virtudes. Nuestras pasiones oscurecen el entendimiento y el Demonio trata de confundirnos; por lo cual, se necesita la ayuda y orientación de un guía espiritual, que nos estimule en el camino de la perfección y nos advierta de los peligros que corre el alma. El papa Juan Pablo II lo recomendaba en una ocasión con estas palabras: "En la propia vida no faltan oscuridades e incluso debilidades. Es el momento de la dirección espiritual personal. Si se habla confiadamente, si se exponen con sencillez las propias luchas interiores, se sale siempre adelante, y no habrá obstáculo ni tentación que logre apartaros de Cristo " (1).
Le pide, una vez más, a Luz Amparo que cargue con la cruz de Jesús y la hace partícipe del misterio del dolor: "Extiende los brazos como mi Hijo los extendió en la Cruz para salvar a la Humanidad (...). Coge esa cruz, hija mía, póntela sobre la espalda y sigue a mi Hijo, como yo le seguí hasta la Cruz con mi Corazón traspasado de dolor y con mi Hijo sufriendo para salvar a la Humanidad". Sabemos por la fe que el sufrimiento penetró en el mundo por el pecado, ya que Dios, al crear al hombre, lo había preservado del dolor; del Paraíso terrenal habría pasado al Cielo, para gozar allí eternamente. Por eso, en el mismo mensaje la Virgen dice: "Los escogidos, hija mía, volverán al Edén del Paraíso. Yo vendré con mi Hijo a por los escogidos (...). Los escogidos se verán en el Paraíso del amor y la felicidad" .
Hace varios anuncios proféticos, en concordancia con la Biblia, y que sólo el tiempo aclarará: "Muchos morirán a manos del enemigo, el reinado del enemigo no durará mucho (...). La lucha os parecerá muy larga; entonces el enemigo será vencedor. Habrá tres días de oscuridad; el sol se oscurecerá y la luna dará una luz muy tenue"; y distingue a los hijos de Dios que, durante ese tiempo, "seguirán con la oración y no olvidándose de Dios (...). Oración es lo que pido, con la oración os salvaréis". Menciona a dos personajes bíblicos: "La cuarta morada está preparada para la lucha; en esos momentos Elías y Henoc harán su presencia y harán grandes prodigios para que los enemigos de mi Hijo se arrepientan y vuelvan a Dios (...). Elías y Henoc, testigos de Jesús, serán muy eficaces para la conversión de la Humanidad, serán dados a muerte y, después de acontecida esta muerte, habrá un gran milagro, hija mía; eso está escrito". La Sagrada Escritura cita a ambos con frecuencia; incluso de Elías se nos narran diversos pasajes de su vida como profeta. Los intérpretes antiguos los identifican, unidos, con los dos testigos del Apocalipsis: "Y daré a mis dos testigos que, vestidos de saco, profeticen durante mil doscientos sesenta días" (Ap 11, 3). Coincide así con el mensaje que los denomina también "testigos de Jesús", y explicaría que la Biblia no hable de su muerte, sino de su desaparición misteriosa: "Dijo Elías a Eliseo: 'Pídeme lo que quieras que haga por ti antes de ser arrebatado de tu lado' (...). Iban caminando mientras hablaban, cuando un carro de fuego con caballos de fuego se interpuso entre ellos; y Elías subió al cielo en el torbellino" (2 Re 2, 9. 11). "Elías, por su ardiente celo por la Ley, fue arrebatado al cielo" (1 Mc 2, 58). "Henoc agradó al Señor, y fue arrebatado, ejemplo de penitencia para las generaciones" (Si 44, 16). "Por la fe, Henoc fue trasladado, de modo que no vio la muerte y no se le halló, porque lo trasladó Dios" (Hb 11, 5). Otros piensan en Moisés y Elías, que representan "la Ley y los Profetas". En cualquier caso, estamos ante un misterio sin aclarar que la Iglesia no ha definido.
En cuanto al "gran milagro", desconocemos sus características; suponemos que será un acontecimiento venido de las manos de Dios, con el cual se manifestará su poder y grandeza e invitará a la conversión, como fruto de su misericordia para con la Humanidad.
Las palabras siguientes están impregnadas de profunda belleza y nos traen a la mente citas del Evangelio: "El que tenga sed que acuda a mi Hijo, que Él es la fuente de la vida. El que esté cargado que acuda a mi Hijo, que Él lo descargará. Venid a mi Hijo, que Él os llevará a la morada de la vida. En esa morada está escrito: 'El que come mi Carne y bebe mi Sangre será salvado'. Esa vida será eterna " .
(1) "Carta a los serninaristas de España", 8-11-1982.
"Haced apostolado por todas las partes del mundo,
hijos míos,
extended los mensajes, hijos míos.
¡Cuántos se ríen de mis mensajes!
Llevadlos por todos los rincones de la tierra.
(Stma. Virgen: 1-10-1983)