MENSAJE 10 DE MAYO DE 1.981

Me ha dicho la Virgen:

"Hija mía, diles a todos mis hijos que están cumpliendo muy bien con el mensaje que les he dado de rezar el santo Rosario, pero que se tienen que acercar más a la Eucaristía, que muchos de ellos no lo han cumplido, que comulguen los primeros viernes de mes, que todos los que comulguen en este día pidan por la Iglesia Católica para que todos los cristianos estén más unidos."

El pecado de impureza ofende mucho al Señor, que seamos muy humildes, que la soberbia cierra las puertas del Cielo, que sigamos perseverando, que está muy contenta con nosotros, que pidamos por los sacerdotes para que sean buenos hijos de Dios; y se ha despedido de mí diciendo:

"ACERCAOS MAS A LA EUCARISTIA, SED CONSTANTES EN RECIBIR EL CUERPO DE JESUS, PEDID POR LA PAZ DE ESPAÑA ESPECIALMENTE POR EL PAIS VASCO".

COMENTARIO A LOS MENSAJES:

10.Mayo-1981

En este breve mensaje, la Virgen muestra, por una parte, su alegría a quienes se dirige, porque están cumpliendo con el rezo del santo Rosario, que había pedido; pero les dice que se acerquen "más a la Eucaristía [...] que comulguen los primeros viernes de mes", como solicitaba ya en la anterior comunicación celestial del 1 de mayo; recuerda, pues, el valor de esa comunión reparadora con todas las gracias que conlleva. Después, se mencionan dos tipos de pecado: el de impureza, que ofende mucho al Señor, que rebaja al hombre a la condición animal, dominado por la carne, y le arrastra a otros pecados y vicios. Y la soberbia, que cierra las puertas del Cielo, recomendando la práctica de la humildad para vencer ese pecado capital tan aborrecible a los ojos de Dios. "La soberbia es odiosa al Señor", dice el libro del Eclesiástico (10, 7); y la carta de Santiago (4, 6) enseña que Dios "resiste a los soberbios y da su gracia a los humildes".

Antes de despedirse, la Virgen María insiste en que hay que recibir la Comunión: "Acercaos más a la Eucaristía, sed constantes en recibir el Cuerpo de Jesús". Ciertamente, es el Sacramento principal; en los otros Sacramentos se nos dan gracias determinadas; en la Eucaristía se nos entrega al Autor de la gracia: Jesucristo, el Hijo de Dios, que está realmente vivo e inmortal con su cuerpo, sangre, alma y divinidad. ¡Comulgad con frecuencia!: insistente llamada de los mensajes de Prado Nuevo; pero hagámoslo con las debidas disposiciones: estar en gracia de Dios (libres de pecado mortal), guardar el ayuno eucarístico de una hora, saber a quién se va a recibir, y acercarse a la Comunión con la mayor devoción posible. Así, cada vez que comulguemos, aumentará la hermosura espiritual de nuestras almas y nos haremos amigos predilectos del Corazón de Jesús.

 

"Haced apostolado por todas las partes del mundo, hijos míos,
extended los mensajes, hijos míos.
¡Cuántos se ríen de mis mensajes!
Llevadlos por todos los rincones de la tierra.
(Stma. Virgen: 1-10-1983)

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