BIBLIA - SÍNTESIS.107
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11-05-22
5.- Unión con Cristo.
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El formar parte del cuerpo de Cristo, como de todo otro cuerpo, supone una unión de vida con Él. Esta nuestra unión vital con Cristo se inicia en el Bautismo.
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He aquí la expresión densa de Pablo al decirnos que hemos sido sumergidos en el Espíritu de Cristo, y consiguientemente estamos como empapados en tal Espíritu: «Porque también todos nosotros hemos sido bautizados en un solo Espíritu para constituir un solo cuerpo (1 Cor 12,13a).
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Leyendo esa frase de Pablo nos damos cuenta de todo el realismo que él ve en ese ser sumergidos en el agua, que es como ser sumergidos en Cristo.
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El salir de ese agua es salir como vestidos de Cristo y empapados en Él como el alma empapa y penetra y llena nuestro cuerpo.
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Termina la frase con otra idea, que es la que se refiere a esa fortaleza que bebemos, que recibimos en la Confirmación: «..y todos, ya judíos, ya gentiles, ya siervos, ya libres, hemos bebido del mismo Espíritu» (1 Cor 12,13b).
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Es un beber a torrentes, es un «abrevarnos», es un embriagarnos con el Espíritu de Cristo, que nos hace fuertes para todas las luchas de la vida: es un arraigarnos más en Él:
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Nos hace mayores de edad para nuestra vida de cristianos y para nuestro apostolado. Tal es la Confirmación. La vida recibida en el Bautismo, se desarrolla, transforma y robustece mediante una embriaguez del Espíritu de Cristo que recibimos en el Sacramento de la Confirmación.
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Y esa unión nacida en el Bautismo, incrementada en la Confirmación, se intensifica por la Eucaristía, que es el supremo alimento espiritual.
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M.S.G. |