BIBLIA - SECTAS

  • TESTIGOS DE JEHOVÁ

  • "ERRORES Y REFUTACIONES"

  • SECTAS.32

    13-3-24

    La doctrina del infierno -aun siendo un misterio- no se opone racionalmente al amor de Dios, ni a su justicia.

    • No corresponde al hombre pecador determinar cómo debe castigar Dios el pecado.

    • Somos seres muy imperfectos, con el criterio y el juicio torcidos por el pecado, y, por lo tanto, incapaces de apreciar el carácter verdadero de lo que es una ofensa grave a Dios.

    • Somos pecadores, que (hemos violado la ley divina, y por ello criminales espirituales.

    • Si el derecho humano no permite determinar al propio criminal cuál debe ser su castigo, tampoco debe permitirse tal cosa en el plano espiritual.

    • Dios nos ha dado todos los medios para obtener nuestra salvación y los hemos rechazado.

    • Así, pues, el que verdaderamente se condena es porque no ha pedido perdón, está obstinado en el pecado y juzga siempre según su tendencia al mal.

    • Su camino para volver a Dios está en la humildad y en la obediencia, y su orgullo no es el mejor indicador de ese camino.

    • No es, pues, injusta ni absurda y en ningún modo antibíblica. Está en la Escritura, basta abrirla.

    • Esto es todo. Aunque no quepa en nuestro pequeño entendimiento humano.

    • No puede argüirse que es un malvado delito torturar a una criatura por la desgracia de haber nacido pecadora;

    • pues se trata de quien libre y voluntariamente hace lo prohibido por Dios o deja de hacer lo mandado por Dios.

    • Una vez más diremos que no es injusto el castigo. Por otra parte, Dios nunca condena a nadie si no es por pecados graves propios, cometidos a ciencia y conciencia, y espera hasta el último momento para su arrepentimiento.

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M.S.G.