BIBLIA - SECTAS
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TESTIGOS DE JEHOVÁ
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"ERRORES Y REFUTACIONES"
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SECTAS.28
7-2-24
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Reino en el que se entra "naciendo de nuevo» (Jn 3, 3). Reino que «no consiste en -ritos puramente externos- comer y beber» (Rom 14, 17).
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Reino que «no es de este mundo» (Jn 18, 36), aunque comience en este mundo.
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Reino del que, por muchas conjeturas que hagamos aun llevados de la mano por la Escritura, tendremos que reconocer, con San Pablo, que es de una realidad inefable, porque «ni ojo vio, ni oído oyó, ni puede imaginar hombre alguno, lo que Dios tiene reservado para los que le aman» (1 Cor 2, 9)
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No aceptar a Cristo Redentor, para seguir doctrinas humanas, es hacerse esclavo de los hombres.
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Aceptar plenamente a Cristo es ser súbdito del Rey de Reyes... «a quien servir es reinar».
El Paraíso terrenal
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Igualmente podríamos demostrar con toda facilidad que el Paraíso terrenal que los Testigos ofrecen
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a «... las otras ovejas», es decir, a los que habiendo servido a Dios y no pudiendo entrar en el Cielo por no pertenecer al reducido número de los 144.000,
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es antibíblico y manifestación clara de una fantasía dislocada. Algo hemos indicado en el capítulo V, «El Reino de Dios».
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Resumamos:
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1. Dios quiere la salvación de todas los hombres: «Dios quiere que todos los hombres se salven...» (1 Tim 2, 4).
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Y para Dios no hay más que una salvación: la vida eterna de todos los hombres con Cristo en el Cielo.
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2. Dios lo quiere eficazmente. Dios, por amor, ha entregado -a la muerte- a su propio Hijo en favor de todos:
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«... tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo Único para que todo el que crea en Él no perezca, sino que tenga Vida eterna» (Jn 3,16).
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3. Vida eterna feliz en los cielos. Vida eterna no es vida material feliz en la tierra, sino Vida eterna, transfigurados y como divinizados con Cristo, en los cielos:
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«Habéis recibido el espíritu de hijos, en virtud del cual clamamos -con todo derecho- Abba, Padre» -Abba es la palabra aramea tierna y cariñosa de un niño pequeño a su padre-.
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Y si hijos, también somos herederos de Dios y coherederos de Cristo(Rom 8,15 y 17);
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«... y con Él -Cristo- nos resucitó y nos hizo sentar en los cielos con Cristo» (Ef 2, 6).
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Pablo, tanto en Romanos como en Efesios y en todas sus cartas está proponiendo a todos, sin excepción, la salvación eterna con Cristo en los cielos.
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M.S.G. |