OPINIONES EDITADAS

26 - 3 - 20  - SOLICITADO

26-3-20

El Evangelio de hoy es de San Juan (5,31-47), y trata de la disputa entre Jesús y los Judíos, que querían matarle, y en este caso Jesús se está defendiendo de sus ataques argumentando de que hay alguien que da testimonio de Él: El Padre.

¡CUANTOS FARISEOS HAY HOY TAMBIÉN POR EL MUNDO ENFRENTÁNDOSE A JESÚS!

Porque si entonces a Jesús le perseguían a pesar de las Obras que hacía, pues dice San Juan: “Esas obras que hago dan testimonio de mí: que el Padre me ha enviado”, habiendo sido muchas más de las que nos cuentan los Evangelios, qué no será ahora. Hoy está perseguido por sus enemigos y olvidado y despreciado por algunos de sus “amigos”.

La fe se ha ido perdiendo, las iglesias están vacías, algunos pastores se han ido enfriando; todo eso entre los creyentes, porque enfrente el abandono es total, se va tras los placeres del mundo. Y si esto ya ocurría cuando nos daban el Señor y la Santísima Virgen los mensajes en Prado Nuevo, después de treinta años, ¿se ha agravado?.

Recordemos el mensaje del 3-11-1993, donde el Señor nos dijo:

Muchas almas no me conocen por ignorancia, hija mía, a ésos no les puedo tomar en cuenta, pero sí a aquéllos que me conocen y me desprecian y reniegan de mi Nombre.”

¿Se ha evangelizado con más intensidad desde entonces, para reducir el número que personas que no conocen a Jesucristo? ¿Se ha explicado mejor SU PERSONA, para que muchos dejen de despreciarle? Porque cuando se explica bien la persona y vida de Jesucristo, los resultados son positivos.

En estos momentos de dolor que vive el mundo, y particularmente España, puede que para algunos esta meditación parezca inoportuna y desagradable, pero me veo en el deber de recordar los errores, porque si no se curan las heridas del “enfermo”, no se tienen resultados positivos.

Ya estábamos avisados, pero nos parecía que todo lo que dicen los mensajes de Prado Nuevo (que no voy a recordar porque todos los sabemos) no íbamos a vivirlo, que eran para el futuro muy lejano. Pues ya los tenemos aquí.

Estoy convencido que ayer Dios debió “emocionarse”. Ha visto cómo millones de personas le han rezado, le han implorado que cese esta pandemia. Ha sido necesario que un “bichito” se extienda mortal por el planeta para que nos acordemos de Él, muchos y todos a la vez. Si las oraciones de ayer han salido del corazón, seguro que pronto veremos terminada la plaga, porque además, sin darnos cuenta, le hemos tocado SU MISERICODIA, no solo nosotros, los creyentes, sino la multitud de casos de caridad, de compasión, de solidaridad que se están dado en el mundo, como nunca se había visto.

¡TENGAMOS LA ESPERANZA QUE TODO ESTO SE SUPERARÁ, POR LA MISERICORDIA DE DIOS!