PUERTAS ABIERTAS A SATANÁS

Estamos celebrando el triunfo de Jesucristo, su Resurrección, el cierre de la mayor puerta abierta a Satanás.

El inmenso estropicio producido por la debilidad de Eva, ha sido sanado, superado y vencido por Jesucristo.

Satanás, por envidia, para dañar la Creación, ("Y vió Dios que era muy bueno cuanto había hecho.") (Gen.1,31) buscó el camino de hacerlo directamente con el hombre, y eligió al más débil: Eva.

El daño producido, no parecía tener solución. Pero con la promesa del Protoevangelio (Gen. 3,15), la situación cambiaría de rumbo.

“Más al llegar la plenitud de los tiempos…” (Gal.4,4) y al cumplirse esa promesa, con la venida del Mesías, siendo fiel hasta la muerte, pagó con creces la deuda, y restañó las heridas, con una efectividad que solo Él, como hombre obediente y como Dios, pudo dar. Ahora, es sólo Él quien puede cerrar las puertas que los hombres seguimos abriendole a Satanás.

Desde entonces, muchas otras puertas han sido abiertas a Satanás, unas individuales y otras colectivas. Al observar que esto suceda entre personas abandonadas o no creyentes, causa de la fatalidad irremediable por su desconocimiento o malicia, nos sorprende que esto suceda entre los “buenos”. Es desalentador.

Pero la realidad nos dice que esto es así. Se abren puertas a Satanás por ignorancia, soberbia o abandono de nuestros deberes de cristianos.

Cuando el mundo está urgentemente necesitado de la ayuda Divina, se nota desconcierto y falta de orientación hacia un verdadero camino. Algo no funciona bien. Sabemos con certeza que el modo de obtener ayuda del Cielo es la oración, el sacrificio y el cambio de vida. Este es el camino, repetido muchas veces en los mensajes de Prado Nuevo. A la vista de la situación, si no hay respuesta Divina es que no estamos correspondiendo con la gravedad existente. ¿Qué sucede?

¿Será que hay muchas puertas abiertas a Satanás y hacemos poco o nada por cerrarlas?

Lo mismo que a la Samaritana le pidió el Señor que pusiera en orden su vida antes de darla “agua viva”, tendremos que ir cerrando a Satanás puertas individuales y colectivas para que el Señor pueda aplicar su Misericordia. “Si permanecéis en mí y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que quisiéreis, y se os dará”. (Jn.15,7)

Como el deseo de Dios es “que todos los hombres se salven”, (1Tim.2,4), tenemos que hacer caso a Pedro en su discurso a los judíos: “Arrepentíos, pues, y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados” (Hch.3,19). Es la postura acertada para que se cumpla la promesa del Señor, que nos cuenta Juan más arriba.

Y ante los listorros y orgullosos, mantenedores de posiciones contrarias a este deseo Divino, pedir para que entre la Luz a sus corazones para poder remar todos juntos hacia el cierre de puertas, muchas todavía abiertas a Satanás, o cerradas en falso.

Es la única forma de que cambie esta situación, y lo más importante, de ir labrándonos nuestras Moradas. Como la Virgen le dijo a Luz Amparo: (“Tú estás labrando tu morada” - del mensaje del 1-12-1984 de Prado Nuevo) Y ya sabemos los peregrinos su entrega. ¡CAMBIARÍA EL MUNDO!

M.S.G.