PASIÓN.2

LA PASIÓN (2)

Y tenemos enseguida los frutos:

  • Jesús había dicho: “Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo, pero si muere, da mucho fruto.”

Y así, Jesús fue el primer grano de trigo, muerto y enterrado en el sepulcro, que fructificó en infinitas espigas; De las que todos somos granos, llamados también a pasar, a través de la muerte, de una vida fecunda, a una gloria perdurable.

Fue azotado brutalmente, inhumanamente,

  • Pues quedó materialmente destrozado, "sin apariencia humana", como profetizó Isaías. Solían azotar dos soldados, de diferente estatura, con el fin de golpear todo el cuerpo.

  • Daban azotes constantemente, y paraban cuando el reo suplicaba una y otra vez. En el caso de Jesús, lo hicieron con más saña, pues no abrió la boca, aguantó todo el castigo. Pararon cuando ya le vieron medio muerto y ellos cansados.

  • Después de la condena de Pilatos, tomó la Cruz hacia el Gólgota, montículo de unos cinco metros, junto a la puerta de Efraín.

  • Allí despojan a Jesús de sus sandalias, de su túnica, pegada a las heridas, y le taladran con un clavo una mano.

  • Luego estirando el brazo, taladran la otra, cerca de la muñeca.

  • Hacen lo mismo con los pies.

Cristo fue ejecutado por el método al que Cicerón describe:

  • Como el más cruel y terrible de todos: LA CRUCIFIXIÓN.

La Crucifixión ha sido una de las maneras más terribles,

  • Para asesinar a los hombres, por sus semejantes.

La Crucifixión, no es solo muerte, sino también tortura prolongada, dolor, agonía, utilizada por los romanos,

Era el método de asesinato legal, más terrorífico, pero además la ejecución la usaban como advertencia, a los que pensaran, vulnerar las leyes.

Por eso, la crucifixión era pública, en lugares abiertos, para que los cuerpos, quedaran a la vista de todos, para que vieran el castigo.

La muerte por crucifixión, que a veces tardaba tres días, se producía finalmente por asfixia.

Al estar el cuerpo colgado de los brazos, quedan los pulmones oprimidos y no pueden respirar.

El crucificado, para no ahogarse, se yergue una y otra vez entre tremendos dolores y angustias, apoyándose en el clavo que le desgarra los pies.

Por eso les rompían al final las piernas, a fin de que ya no pudiesen erguirse para respirar, y se ahogasen.

(SEGUIRÁ)

M.S.G.