BIBLIA - SECTAS

  • TESTIGOS DE JEHOVÁ

  • "ERRORES Y REFUTACIONES"

  • SECTAS.33

    20-3-24

    Infierno, sheol, hades y gehenna.

    • Infierno deriva, efectivamente, de "ínferi" (parte baja, inferior, subterránea); pero no puede admitirse que signifique siempre y exclusivamente sepulcro.

    • Ejemplo de ello tenemos incluso en la literatura clásica, por ejemplo en la "Eneida".

    • Ya desde la más antigua mención, que hallamos en la Biblia, de "sheol" (Gen 37, 35) se nos muestra como argumento de la supervivencia ultraterrena, ya que, según este pasaje, Jacob espera ir a reunirse con su hijo José, a quien supone devorado por una fiera, y, por lo tanto no sepultado.

    • Algo parecido puede decirse en relación con la palabra "hades". Era una manera vaga, entre los antiguos, de designar la ultratumba.

    • La "gehenna" era una profunda torrentera al sur de Jerusalén. Lugar de inmundicia y podredumbre, vertedero lleno de gusanos y del humo de las hogueras que de continuo ardían para quemar los desechos.

    • Lugar impresionante, siempre considerado por la literatura rabínica (libros apocalípticos hebreos), como sitio de suplicio y no de aniquilamiento.

    • El Señor la tomó, como ejemplo gráfico, en aquella frase que nos ha transmitido San Marcos (9, 47-48): "si tu ojo te escandalizare, sácatelo;

    • que más vale entrar en el Reino de Dios con un solo ojo, que no con dos ojos ser arrojado a la gehenna donde el gusano nunca muere y el fuego no se extingue".

    • Y obsérvese que, repitiendo el Señor el versículo 24 del capítulo 66 de Isaías, está exponiendo claramente, el castigo eterno del condenado, como lo entendía Isaías y como el mismo Cristo quiere que se entienda.

    • Si el Reino de Dios -el premio- es eterno, el castigo del condenado será también eterno (Mt 25, 46).

    • Cierto que es un misterio para nuestras pobres mentes esta justicia de Dios; pero no lo es menos, también, el gozo eterno junto a Dios, que Cristo promete a los buenos en ese último pasaje de San Mateo.

    • Como última razón el gran argumento del Amor ¡inmenso! de Dios a los hombres es que haya entregado a su propio Hijo al tormento de la muerte -y muerte de cruz- para hacer felices eternamente a sus mismos enemigos:

    • "Tanto amó Dios al mundo -es decir, a los seres humanos-, que entregó -a la muerte de cruz- a su propio Hijo Único" (Jn 3, 16).

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M.S.G.